APRENDER Y EDUCAR PARA CAMBIAR VIDAS
El contraste entre aprender y educar resulta familiar para los que
ejercemos la docencia tiempo completo. He estado en ambos bandos y de ahí que
la perspectiva para establecer la diferencia entre ambas se torna más fácil,
aunque aún la gente suele asociar el aprender y el educar como sinónimos. En los
momentos que debo diseñar un curso, me preocupo porque este sea de la mayor
calidad posible, con un buen cronograma, objetivos bien establecidos, un
temario acorde a la realidad de los estudiantes, bibliografía actualizada,
etc.; sin embargo, he llegado a cuestionarme si realmente pude lograr mi
objetivo de aprendizaje al finalizar el curso. En las veces en las que funjo
como estudiante, me es más fácil juzgar si realmente aprendí y no. Hubo cursos
en los que sí agregué más conocimiento, mientras que otros pasaron por mí, pero
no yo por ellos. Entonces, ¿realmente el que educa conduce a un aprendizaje?
Joseph Joubert citó “enseñar
es aprender dos veces”, por lo que si tomamos la cita de manera textual se
puede identificar de que el aprendizaje dobla a la enseñanza. La tarea de enseñar,
entonces, conlleva a un aprendizaje que supone de trascender las esferas de lo
establecido en el programa diseñado para un curso en sí. Sin embargo, el papel
aguanta lo que se le ponga y es precisamente en esta situación donde reposa el
problema de quedarse en la enseñanza sin asegurarse un aprendizaje significativo.
El proceso de enseñanza debe ser tan completo que sea capaz de transmitir un
aprendizaje permanente que involucre al estudiante y al mismo docente en sí.
La activación del aprendizaje
significativo evoca diversos aspectos a tomar en cuenta. Para que exista, debe
haber disponibilidad de establecer una definición de enseñanza que avive
aspectos como el diálogo entre los
involucrados en el proceso de enseñanza-aprendizaje, el fomento del pensamiento
lógico y crítico, el desarrollo de la creatividad y la autenticidad. Todo el
conjunto nos conduce a crear un sentido más personalizado al proceso educativo,
ya que es pertinente la autorrealización de la persona así como su desarrollo
integral dentro de un contexto social. Es a través de ese aprendizaje con
sentido, que “el individuo sea sujeto de cambio y no sólo objeto. Preparársele para
que sea él quien prevea y oriente cambios controlando y contribuyendo al progreso
de la sociedad.” (Bolaños G. & Molina Z, 2003)
Por otra parte, para generar
un aprender mediante el educar, el acto educativo debe velar por otorgarle
mayor importancia al proceso que al producto final. La enseñanza actual, si se
le puede llamar como tal, se resume a la rendición de cuentas en un examen
trimestral o en una prueba corta cuyos contenidos serán memorizados de manera
temporal. Se carece de una interiorización de conceptos, de una aplicabilidad
esperable de acuerdo con los niveles cognitivos de las personas. Se le resta
importancia a todos esos pasos que guiaron al producto, y, en el peor de los
casos, no se corrige antes ni durante porque se prefiere castigar al final. Debe
fomentarse la oportunidad de intentar de nuevo, de aclarar dudas, de
cuestionarse y reflexionar. En otras palabras, es mandatorio que el acto de
educar se torne en un aprendizaje activo, que enseñe mediante el proceso.
Aprender es una
necesidad humana tan urgente como lo es el alimentarse y el vestirse. Se debe
educar para aprender, y no para llenar cabezas de contenido que puede ser útil,
pero que se torna inútil debido a que no se otorgaron las herramientas
necesarias para fomentar un cambio en las vidas de las personas que componen
nuestra sociedad. No se tratar de nadar contra corriente y luchar contra políticas
quizás obsoletas para aquellos que pretenden un cambio visible y palpable; se
trata de replantearse el quehacer que cada uno desempeña. No basta con
preocupase, sino con ocuparse.
Así es Errol, no es llenarse las cabezas de contenido sino que esas cabezas logren comprender el contenido para hacerlo práctico y educar a otros bajo el mismo proceso.
ResponderEliminarSaludos.
Hola, Yajaira. Esta es la única manera en que podremos ir promoviendo cambios en el aprendizaje; o sea, crear VERDADERO APRENDIZAJE E INTERACCIÓN
ResponderEliminarEstimado Errol
ResponderEliminarMe ha gustado mucho su ensayo.
Sobretodo cuando menciona que aprender es una necesidad humana. Definitivamente el aprendizaje es un derecho humano y una necesidad per se. Tan básica y requisito como vestirse y comer.
Gracias compañera. De hecho la educación es parte de cada uno, al menos en mi caso cuando ya termino alguna meta académica debo ver en cual otra me meto por la necesidad de estar en constante aprendizaje y más si se nos presenta la oportunidad de poner todo en práctica
EliminarHola Errol la frase que anotas de Joseph Joubert “enseñar es aprender dos veces”, inevitablemente me recuerda una de Freire que dice “Quien enseña aprende al enseñar y quien aprende enseña al aprender.”
ResponderEliminarPor eso me resulta valioso al igual que a voz tener la posibilidad de estar de los dos lados, con el rol de estudiante y de facilitador, porque a través de la interacción de ambas creo que somos mejores docentes.
Freire menciona que se educa para que las personas se conviertan en actores directos de la realidad que los rodea, es decir que la suma de ese conocimiento se ponga en acción de manera concreta.
Saludos,
Como siempre un ejemplo excelente para mi. Muy buena tu participación con este docuemnto, gracias, aprendí mucho al leerlo.
ResponderEliminarDefinitivamente don Errol "debe haber disponibilidad de establecer una definición de enseñanza que avive aspectos como el diálogo entre los involucrados en el proceso de enseñanza-aprendizaje", la sana interacción,entre estudiantes y docentes, es un alimento imprescindible para alcanzar ambientes de calidad en el proceso de educar y aprender.
ResponderEliminarPrecisamente gran parte del adelanto, y mayor bienestar de la educación, está fundamentado en la relación y cooperación plenas que los educandos establecen con sus discípulos durante el proceso de enseñanza y aprendizaje. Pues, sin duda, una buena transferencia entre el grupo y el docente, permitirá una mayor y mejor producción académica; ya que, el estudiante se compromete más si, el docente se implica en la dinámica de clase con mayor regularidad. Un nivel mayor de personalización entre docentes y estudiantes promueve un nivel mayor de logros académicos y más compromiso por parte de los alumnos.
En este sentido, a partir de este contacto con los alumnos y su medio, se podrá llevar a cabo su realización de acuerdo con sus posibilidades y necesidades sociales, procurándoles una mejor calidad educativa y de vida. Por tanto, como parte de esa buena educación que se desea cristalizar, es labor del docente plasmar metodologías, estructuras, que permitan este contacto, esta personalización tan necesaria para mejorar las relaciones entre ellos.
No sé si le ha pasado a usted, o a algunos de los compañeros, ¿pero qué han hecho, o harían, si en un curso se topan con un docente que establece, o hasta impone, en la clase una educación vertical, en donde ustedes no puedan ser parte activa del aprendizaje?...
Saludos.
Estimado Errol: Mencionas varios aspectos claves de estos dos conceptos de tal manera que los individualizas y los relacionas muy bien.
ResponderEliminarUno de los argumentos que han hecho cambiar el énfasis de los procesos educativos de la enseñanza y el aprendizaje es que no necesariamente cualquier proceso de enseñanza genera aprendizaje. Lo importante actualmente, es que desarrollen competencias y formen estudiantes más independientes, creativos y sobre todo que aprendan a aprender. Todo esto en parte responde a lo que se llama la era del conocimiento y sus características especiales como lo es la generación permanente de nuevos conocimientos y la disponibilidad que se tiene de ellos.
Buenas reflexiones, solo te comento que en tus escritos hablas de educar y enseñar como si fueran sinónimos ¿Los consideras sinónimos?
Saludos,